lunes, 25 de junio de 2012

Ojos Ambar


Cooper tecleaba tan rápido como podía, sabia poco de ordenadores como todos los nacidos en el nuevo mundo. Sus habilidades eran básicas y no podía solucionar la mayoría de los contratiempos que le surgían a medida que conseguía la copia de los datos depositados en el viejo equipo. No facilitaba las cosas que el mismo se encontrara funcionando solo de milagro con la energía auxiliar. Las instalaciones habían sido abandonadas hacia mucho tiempo y ahora eran un nido de depredadores. El equipo de Cooper podía confirmarlo pues él era el único sobreviviente, Larris había caído tras reactivar el generador de reserva junto con Browsell. Callman y Ederice cubriéndolo mientras subía las escaleras. Ahora solo tenia unos minutos para terminar, observaba como la barra de copiado se iba llenando lentamente.

Escucho ruidos en el corredor, algo se acercaba, unas filosas garras chirreaban contra el suelo de metal. Uno tras otro comenzaron a escucharse los gorgoteos de animales hambrientos. La puerta estaba trancada pero no resistiría mucho tiempo, su única salida eran las escaleras al final del cuarto de monitores. Una especie de alarma sonó en el ordenador antes de que la lectora de CD se abriera con uno en su interior. Cooper lo guardo y sin perder tiempo comenzó a correr. En su escopeta solo quedaba una bala pero no pensaba dejarla, no podía darse el gusto de dejar abandonada una escopeta que era propiedad suya.

La puerta cedió de golpe chirriando sobre sus goznes y las criaturas entraron ya en carrera. En ese preciso momento el generador llegó a su límite y todo quedo a oscuras. La tenue iluminación que sobrevivía era solo resultado de la luz de luna que llegaba desde las ventanas, en su mayoría rotas. Los saurios corrían ágilmente entre las sillas y mesas manteniendo sus colas rectas. Ninguno de ellos media más de metro y medio pero eran fuertes en número y agresividad. Uno de ellos salto sobre la mesa principal derribando todos los ordenadores mientras corría sobre ella, era este el líder de la cacería. Eran cinco.

Cooper cerró con todas sus fuerzas la puerta una vez que hubo cruzado justo cuando uno de ellos saltaba hacia el. Perdió el equilibrio y cayo de espaldas sobre los primeros escalones. La cabeza reptiliana comenzó a asomarse por la puerta lentamente olfateando mientras buscaba a su presa. Cooper dio una patada a la puerta con semejante fuerza que fue capaz de expulsar a la criatura de regreso a la sala de monitores. Reincorporándose tan rápido como pudo corrió el cierre justo cuando el ataque reiniciaba.

Subió las escaleras cubierto de una capa de brillante sudor con el corazón acelerado. En esos momentos estaba seguro de que moriría, había visto su rostro reflejado en los fríos ojos ámbar del depredador y supo que moriría. Posiblemente al terminar de subir esas escaleras y abrir la puerta ya habría uno esperándolo. Preparó su escopeta antes de lanzarse contra la última barrera.

Pero no había dinosaurios ahí, sino una especie de depósito con varias cajas ya desechas por la humedad y un pequeño escritorio en el centro. No había más puertas, pero si una escalera de barras metálicas que terminaba en una escotilla de acero oxidada por el correr del tiempo y cubierta de sangre seca. Arrastró el pequeño mueble y bloqueó la entrada por la que había llegado. Empezó a trepar tras acomodar la escopeta para que no le estorbara. Cuando ya estaba a una altura considerable se detuvo y reclinó su frente contra uno de los barrotes. La adrenalina comenzaba a desaparecer y se sentía muy cansado. Cruzó el brazo derecho tras la escalera y descansó unos segundos, quería respirar aliviado por unos momentos para aclarar sus ideas,

Celebraba una breve victoria interna cuando un resoplido con olor  sangre  hizo que sus cabellos negros se agitaran.  Junto a él, dentro de una enorme ventilación que no había notado se asomaba otra cabeza reptiliana con ojos amar brillante. Unas fauces se cerraron sobre su brazo izquierdo haciéndolo gritar de dolor. Soltó los barrotes, lo que lo hizo decender unos centímetros. La puerta cedió y los cazadores se reunieron a pie de la escalera dando pequeños saltos. La bota de Cooper golpeo el hocico de uno y con el impulso logro recuperar la distancia.

El animal de la ventilación apretaba con fuerza pero no tratando de desprender la carne del hueso con sus filosos colmillos sino tratando de retenerlo. No le quitaba los ojos a su presa. Eso le habían dicho en su entrenamiento, “Así cazan los depredadores, no dejan de mirarte mientras te matan. Así te atrapan, te congelan con la mirada y cuando llegas a reaccionar ya es tarde”. Era verdad, nada se comparaba con el destello de aquellos ojos ámbar que irradiaban una frialdad sepulcral. Entre los colmillos y el brazo brotaban finos hilos de sangre carmesí.

Cooper alcanzó el arma con el brazo libre pero con dificultad ya que debía usarlo al mismo tiempo para mantenerse en la escalera. No podía dispara porque necesitaba dos manos, así que trató de liberarse golpeando al animal en el rostro con el arma. La criatura irritada por la agresión soltó a su presa para morder el cañón sin saber de que se trataba, no lidiaban seguido con humanos. Con el brazo aun adolorido gatillo el arma. El estruendo se triplicó dentro de la estructura de metal que se vio salpicada de sangre y fragmentos de huesos. El arma cayó suspendida de la correa mientras los demás depredadores observaban en silencio intrigados por la muerte del líder.

El sobreviviente observó su brazo casi inservible más por el dolor que por el daño. Entonces se percató de lo sombría que se veía la ventilación más allá del cadáver y le pareció oír el chirrido de garras contra metal provenientes de aquella oscuridad. Terminó de subir y corrió la escotilla con su brazo sano a costa de mucho esfuerzo.

La lluvia nocturna le baño el rostro y el cielo estrellado le dio la bienvenida a la terraza del edificio. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando observó la selva que se extendía en el horizonte porque entonces comprendió que estaba solo. La luna llena brillaba majestuosa en el horizonte pero al mismo tiempo su liquida luz daba un aspecto tétrico al entorno. Sacó su comunicador del cinturón y lo encendió sin saber si alguien llegaría a escuchar el mensaje.

– Aquí Cooper Willton, miembro del equipo de recuperación Gaskhid. Soy el único sobreviviente de mi equipo. Me encuentro en las coordenadas 16-5 del sector 4, las instalaciones abandonadas. Nos encontramos con dinosaurios, identificación herrerasaurus. Misión de nivel 5. Alguien me recibe.

Solo le llegó estática desde el comunicador. El brazo herido comenzó a dolerle con fuerza, lo sentía palpitar, necesitaba tratamiento medico con urgencia ya que la saliva de los terópodos resultaba venenosa para los humanos. Se acercó al borde del edificio, abajo estaba el vehiculo que Larris y Browsell habían usado, aparcado cerca de la entrada al reactor subterráneo. Observó la escalera de incendios, esa era su única oportunidad de salir de allí pero el estado de la misma era deplorable y parecía a punto de desprenderse como un gigantesco cadáver de metal oxidado.

Un ruido a sus espaldas lo hizo voltearse. En medio de la oscuridad varios ojos ámbar comenzaron a brillar entre la oscuridad. Cooper no podía regresar, se arriesgó en la escalera. El metal chirriaba bajo el peso de su cuerpo pero tenia que apresurarse en bajar las cuatro plataformas. La sangre no dejaba de brotar por la herida y le pareció que estaba levantando fiebre. Arriba las criaturas parecían estudiar la situación formulando una estrategia. “Bestias tontas” como era que en el mundo antiguo los habían considerado así pensó. Habían sido capaces de derribar a todo un equipo de recuperación bien armado.

Cooper se dio cuenta de que estaba divagando por la fiebre, no todo el equipo había caido, tenía que concentrarse en escapar y no en la desventaja de su situación. Se aseguró de llevar el disco, todo habría sido inútil de no tener el disco. La escalera de pronto se sacudió intensamente, un herrerasaurus había saltado a ella con fuerza y ahora descendía con la misma brusquedad. Los viejos fierros no resistieron y la estructura se desplomó violentamente. Adolorido, Cooper trató de levantarse pero estaba atrapado bajo una pila de chatarra. El animal yacía a unos centímetros de él con el cuello roto.

Se arrastró como pudo hasta quedar libre pero el brazo ahora le dolía mucho más. Un hilo de sangre broto de sus labios mientras se acercaba al vehiculo rogando que funcionara. Sujetándose a la puerta logro ponerse de pie aun tambaleándose, las rodillas le flaqueaban. Abrió lo más rápido que pudo y de un momento a otro se encontraba en el interior del jeep. Buscó a tientas la llave y al girarla el motor rugió un tanto adormecido primero pero con más fuerza a los pocos segundos. Trató de observar el camino que tenia delante pero tenía la vista borrosa, sin embargo pudo percatarse de la figura que saltó sobre la delantera del vehiculo. Los ojos ámbar brillaban nuevamente frente a él y unas fauces llenas de dientes se abrieron liberando un aire cálido contra el cristal.

Pisó el acelerador y la criatura resbaló golpeando contra el vidrio haciéndolo retumbar en el marco, para luego deslizarse por la izquierda. El vehiculo se internó en la jungla mientras que tras él un grupo numeroso de herrerasaurus comenzaban a reunirse y a observar la jungla con cierta duda y temor, eran animales peligrosos pero muy acostumbrados a vivir en el territorio de las instalaciones abandonadas alimentándose de las alimañas. Selva adentro habrían muerto sin remedio, se olvidaron del intruso y regresaron al interior del edificio donde los esperaba su comida.

Dos kilómetros más adelante Cooper conducía tambaleante, le dolía la cabeza, el brazo y las piernas. Tenía fiebre y comenzaba a quedarse dormido. El sendero era lo que quedaba de una antigua autopista y se encontraba en pésimo estado. Finalmente perdió el control en una curva y el jeep salio del camino casi como volando. Cayó por un barranco profundo y se estrelló contra un árbol de corteza dura. Las luces delanteras comenzaron a titilar antes de apagarse mientras que del motor salía humo. En el interior Cooper yacía inconciente derrumbado sobre el volante y con la cabeza sangrando. A lo lejos se escuchaba una manada de grandes bestias que buscaban un lugar donde pasar la noche entre los pastos altos cerca del río.

jueves, 1 de marzo de 2012

La Ventana Cambiante

     Frente a mis ojos ha nacido un nuevo mundo que no logro comprender, con  leyes adversas a la realidad que a la vez son paralelas a esta. Nuevos entes de extraños cuerpos, bestias que reptan sobre sus espaldas escamosas ayudándose con sus largos apéndices y vociferando en lenguas extrañas, recorren un bosque de altos troncos verdes y de hojas marrones. Un volcán blanco de fondo, cuyo humo rojo cubre los cielos sin nubes. Los animales que reptan respiran el aire tropical de la zona a la vez que de sus flancos se libera un olor a carne podrida que corroe los árboles. Deben medir unos tres metros de largo y uno de alto. Siento penas por estos brutos repugnantes condenados todos a desaparecer al siguiente cambio de figuras.
     Es una realidad, una lluvia de granizo ardiente cae sobre ellos aplastándolos a primera vista. Los árboles arden con furia y sus cenizas se mezclan con el oscuro y siniestro cielo inmutable. Los animales aplastados se incorporan ya de pie, las heridas no los han
matado, pero si han acomodado sus estructuras de manera que ahora se yerguen bípedos y hablan una lengua menos gutural. En poco tiempo forman una pequeña tribu para sobrevivir, se alimentan de sus
contemporáneos no favorecidos por los granizos y a los que dan pronta caza. Las figuras vuelven a danzar desprendiéndose de esa irrealidad, apunto esta de morir el nuevo mundo. Pero ¿Qué es esto? ¿Será posible que me puedan ver? ¿Es que sin darme cuenta he abierto la ventana y la he cruzado? Se ha aferrado a mi pierna mientras volvía, sus garras destrozaron mi carne durante el regreso casi desprendiéndola del hueso. Grité de dolor y maldije mi osadía por entrar a reinos perdidos a través de esa ventanade figuras cambiantes.
    Desperté de mi sueño, el caleidoscopio de cristal despedazado en el piso, debo de haberlo tirado mientras dormía al igual que la botella Quilmes que yace a mis pies. Mi departamento esta oscuro y
desordenado, como siempre iluminado solo por el cartel de neopreno del restaurante de enfrente. Afuera llueve fuertemente, veo las gotas suicidándose contra la ventana y algo más. En el cristal se
ve un rostro casi imperceptible que mi experiencia con el caleidoscopio me permite contemplar. Me están observando esas facciones reptilianas desde la calle. No. Es un reflejo, el dueño de ese rostro, esta detrás de mí.

miércoles, 29 de febrero de 2012

El Engendro Perfecto.

     Ya desde niño sintió un gusto desmesurado por el arte,  especialmente aquel que a ojos de los demás podía resultar grotesco. Podía perderse durante horas en los detalles sombríos reflejados en cada porción del lienzo con un profundo sentimiento de placer desbordándole el pecho. Sentía en cambio un fuerte desagrado por el arte de principios hedonistas que era admirado por todos. Su profunda fijación llego a perturbar a sus padres que lo mantuvieron en tratamiento durante algunos meses hasta que el psicólogo dictaminó que nunca había visto a un muchacho tan cuerdo, tan hábil de lengua que pudiera expresar de una manera tan concisa sus inclinaciones estéticas sin resultar desagradable. Finalmente su obsesión fue ignorada o mejor dicho acallada por los resultados académicos que obtenía sin esfuerzo.
     A los treinta años, libre de cualquier resto de la opresión paterna se convirtió para su dicha en un excéntrico coleccionista. Artes oscuras y macabras, reflejos del dolor humano, artistas condenados, perseguidos o ajusticiados por la Inquisición. Su misma casa, ubicada en una colina solitaria a las afueras de la ciudad había sido edificada por uno de aquellos artistas locos, que obsesionados hasta el final por terminar su obra maestras lo pierden todo. El pobre hombre había quedado encerrado por accidente en el sótano, donde a falta de alimentos se vio obligado a devorar sus propias manos en un arrebato de locura.  A esas horas de la noche, sentado en su sofá favorito contemplaba una de sus últimas adquisiciones. Resultado de una mente enferma que había desaparecido de manera casi diabólica de entre los hombres. Un enorme reloj cucu de unos dos metros de alto y uno de ancho. Si
bien estos solían ser parecidos a pequeñas cabañas, este se asemejaba más a una lúgubre mansión de formas retorcidas y torres puntiagudas. La puerta doble aguardaba tranquila el paso de las agujas para abrirse y liberar al ave de su encierro. Él esperaba tranquilo el momento en que contemplaría en todo su esplendor el oscuro monumento que había adquirido en una subasta del bajo mundo.
       Fue entonces cuando las dos sangrientas espadas chocaron indicando el cambio de hora y de día. El mecanismo se activó repentinamente, giraban los engranajes internos muy lentamente. La puerta
tembló, el resorte saltó disparado y en su punta... Oh Dios, ¿es posible que la locura de una persona quede grabada dentro de sus creaciones y se libere eventualmente de manera tan monstruosa aun
después de la muerte del autor? ¿O es que el autor victima de su locura se transmuta sin darse cuenta en una pesadilla viviente? Ahí encadenada a la punta se encontraba el ave más monstruosa que ojos humanos pudieran contemplar. Su plumaje negro y pestilente como la noche cubría todo su cuerpo lleno de arrugas y deformaciones. Dos ojos saltones irrigados de venas rojas, un pico curvo lleno de colmillos, un aborto de la naturaleza. Cuando se sacudía liberaba una nube de cenizas que caían sobre la fina alfombra.
         Él estaba extasiado, tenía frente a su persona al engendro perfecto, pero al mismo tiempo era la manifestación de sus enfermizos deseos y sueños. Esa criatura le había quitado su meta, de que le serviría seguir buscando algo grotesco si allí estaba la manifestación de todo lo horrible. Lo odiaba,
rápidamente tomo un libro de una mesa cercana y lo lanzó hacia la criatura mientras esta regresaba maldiciendo, a su nido.  El libro dio en el blanco y derribó el artefacto que cayó al piso haciéndose pedazos. Esto lo horrorizó aun más. Elmonstruo estaba libre.

lunes, 6 de febrero de 2012

Entrevista a Marcelo di Marco.

El escritor argentino Marcelo di Marco responde a una entrevista sobre su primer novela recientemente publicada, Victoria entre las sombras.








1) EN PRIMER LUGAR ¿QUÉ LO MOTIVO A ESCRIBIR SU PRIMER NOVELA?






Quería escribir una historia de largo aliento, libre de las fronteras que el cuento exige. Fue todo un desafío. No sabía sobre qué escribir. Y tampoco sabía que me estaba esperando, muy adentro de la mazmorra que todo escritor de horror lleva sepultada en la zona más oscura su mente, una historia de sencilla apariencia pero que me demandó nada menos que catorce años de trabajo.






2) ¿QUÉ DIFERENCIAS ENCONTRO ENTRE ESCRIBIR UNA NOVELA Y UN CUENTO? ¿CUÁL FUE EL MAYOR PROBLEMA A LA HORA DE ORGANIZARSE? 




En mi perfil de narrador, de ser cuentista tuve que pasar el switch a la novela. Venía de disparar sobre blancos selectos, armado con una carabina de alta precisión, y ahora me tocó tirar perdigonadas con una bruta escopeta. Y la escopeta patea mucho: si la agarraste mal, la culata te puede sacar el hombro. En la escritura de una novela van apareciendo problemas de ritmo y de distribución de la información, incompatibles con el temperamento del cuentista. La diferencia entre escribir cuento y escribir novela es que la novela le facilita al escritor una libertad de movimientos impredecible. Pero ojo: la novela otorga una libertad responsable, para que uno no caiga en la anarquía, que muchas veces se confunde con la libertad. El cuento es mucho más riguroso. El cuento implota, en tanto que la novela explota. Es un árbol cuyas ramificaciones se pierden en el cielo. Siguiendo con esa comparación botánica, el cuento vendría a ser un fruto, una flor. Como vemos, si bien los narradores procuran contar una historia memorable, las cabezas del cuentista y del novelista son absolutamente distintas. Ojo: al decir “narradores” hablo de aquellos cuentistas y novelistas enamorados de su oficio. No me refiero a esos pelafustanes a quienes el lector les importa un pito y que “confiesan” que ya no hay nada para contar o que condescienden a explicarte que armar un buen argumento o buenos personajes no cuesta mucho. A ellos no les costará mucho, a juzgar por los resultados: en sus novelas y sus relatos no hay historia, y sus personajes son de cartón. Y, si no hay historia ni personajes, tampoco habrá novela ni habrá cuento. Y, por ende, tampoco habrá lectores. ¿Qué hay, entonces? Apenas una autocomplaciente mirada al ombligo o un empecinado lustre de la estatua propia. Y de la estatua ajena, por supuesto, deporte que se practica en los medios afines a esa tribu de “elegidos” y que está basado en aquello de que “una mano lava a la otra”. Un autobombo mutuo, que solo resuena en la cabeza de un puñado de nerds.



3) ESCRIBIR UNA NOVELA LLEVA MUCHO TIEMPO ¿CÓMO ORGANIZÓ EL TIEMPO? 




Victoria entre las sombras fue escrita a los ponchazos, aprovechando sandwichitos de tiempo a lo largo de más de una década. Pasar de la cabeza cuentista a la novelista me costó terriblemente y me daba muchísima pereza —pecado capital que aborrezco—. Pero el lector está antes que la comodidad de uno. Aparte, la historia me iba imponiendo enigmas que tardé en resolver. Entre el final del capítulo 14 y el comienzo del capítulo 15, por ejemplo, mediaron tres años en los que me dediqué a otra cosa, sin saber cómo seguir y sin ganas de hacerlo. La verdad, escribir mi primera novela fue meterme en camisa de once varas. Esto puede parecer una mentira o un rasgo de esnobismo, si uno piensa en que Vels propone una lectura vertiginosa que atrapa desde el primer párrafo y parte hacia el final como un tren bala, a juzgar por lo que público y crítica dicen de ella. Pero es así como me sentí realmente. Demasiada libertad puede llevarnos a no saber qué hacer con ella y cómo organizar el tiempo. La novela te pide un culo dispuesto a quedarse chato a base de una constante perseverancia. Eso sí: una vez que supe para dónde disparaba mi historia, ahí me regimenté: todos los martes me dedicaba a ella durante las horas que fuesen necesarias, y al final del día les leía a Nomi, mi esposa, y a mis hijas, Florencia y Marina, lo que había producido durante esa jornada. Dice un refrán muy sabio: “Porque te quiero te aporreo”. Y bien, después de unos cuantos porrazos intelectuales propinados por mi familia, la novela se concluyó y fue entregada a mi editora. Y mi segunda novela, que es continuación de Vels, aprovechó el envión: el primer capítulo de Victoria en el infierno de las pesadillas vivientes fue escrito el 22 de julio de 2008, y pude terminarla dos años y medio más tarde, hacia fines de 2010. Con mi tercera novela, que se titula Macabra Artana y que estoy escribiendo en colaboración con Diana Biscayart, logré —logramos— un ritmo de trabajo de nueve horas semanales. Empezamos en febrero de 2010, hace un año, y ya estamos en la recta final con unas cuatrocientas páginas pulidas como para publicarse ahora mismo. Es una historia tremenda, una novela gótica que homenajea constantemente al género. Más no puedo contar. Pero lo cierto es que logré adaptarme al ritmo de trabajo que impone la novela como estructura de largo aliento. Y me gusta pensar que mi etapa cuentística fue un entrenamiento para esta plenitud narrativa que estoy viviendo ahora, libre de las demarcaciones que impone el relato.



4) ¿DE QUE TRATA SU NOVELA? ¿CÓMO SE LE OCURRIO? ¿CUÁL ES EL SENTIDO DEL TITULO? 

Según la reseña que publicó el especialista Matías Orta en la revista La Cosa, Vels es “un thriller impredecible, vertiginoso y aterrador”. En un intento por fugarse de sus respectivas “familias” —por llamarlas de algún modo—, Tomás y Victoria deberán enfrentarse con el mal absoluto. Tomás estaba harto de las amenazas y las palizas que le daban los adultos, pero jamás pudo sospechar que el máximo horror lo esperaba oculto en un parque de diversiones abandonado. En el fondo, como toda novela de supervivencia y aventuras, Vels trata principalmente sobre las relaciones humanas. Y no tengo ni idea de cómo se me ocurrió, aunque puedo asegurar que en ella se cuentan algunos hechos reales. Dolorosamente reales. Respondiendo a la última pregunta, el sentido del título es una ambigüedad totalmente voluntaria, si se tiene en cuenta el nombre de mi coprotagonista.


5) ¿POR QUE LOS PROTAGONISTAS SON NIÑOS? ¿QUÉ DIFICULTADES Y BENEFICIOS LE PLANTEA ESA ELECCION DE PERSONAJES? 

Lo único que tenía en claro cuando me puse a escribir la primera versión es que quería abrir un poco el panorama y llegar a un público infantil-juvenil. Por eso las cortas edades de los protagonistas, que por otra parte no se precisan con exactitud en ningún momento; y esto, por una razón muy sencilla: si le hubiera puesto a Tomás diez años, la gente me hubiese dicho que los chicos de diez años no hablan así; si le hubiera puesto once años, la gente me hubiese dicho que los chicos de once años no hablan así; si le hubiera puesto doce años, la gente me hubiese dicho que los chicos de doce años… bueno, el cuento de la buena pipa —me sucedió con la primera versión—. Por eso decidí que fuese el lector quien le pusiera la edad que piensa él que tienen mis chicos. Dicho lo cual, te cuento que la dificultad más grande que tuve fue encontrar un tono justo para el habla de cada personaje. Pero los lectores de las edades de Tomás, Victoria y los gemelos Pinoaga están encantados, dicen que “ellos hablan como nosotros”. Ahí me quedé tranquilo, pero fue toda una preocupación. Y aclaro que a los personajes no los elegí; fueron ellos los que me eligieron, y no al revés.


6) ¿SU NOVELA BUSCA CAUSAR ALGUN EFECTO EN EL LECTOR? 
 
 
Busqué atraparlo, mantenerlo hipnotizado durante algunas horas mostrándole cómo un chico cualquiera puede llegar a  convertirse en un héroe, tocado por la Gracia. Hay que diferenciar efecto de efectismo. En realidad, todos buscamos provocar un efecto en el otro, hasta cuando elegimos qué ropa ponernos para salir. Eso sí: a veces muchos salen a la calle hechos unos mamarrachos, y así obtienen el efecto contrario del que pretendían.


7) ¿CONSIDERA A VELS COMO UN PROYECTO TERMINADO O ESTA ABIERTO A UNA CONTINUACIÓN? 

Hablé recién de una segunda parte, que ya está escrita. Y hace unos meses se me ocurrió la base argumental para una tercera, que completaría la trilogía y que se titularía Victoria contra el horror del templo endemoniado. Bien Clase “B”, ¿verdad?


8) ¿LE GUSTARIA VERLA ADAPTADA A LA GRAN PANTALLA? 

Me encantaría, porque así se unirían en una sola obra dos de mis grandes pasiones: el cine y la literatura. Y pienso que Vels es una historia absolutamente peliculeable, y podría filmarse sin muchas exigencias de producción. Se necesitarían cuatro buenos actores preadolescentes —o tres, mejor dicho, si los gemelos Pinoaga son encarnados por un solo actor— y un experto en efectos especiales que le diera realidad cinematográfica al engendro, al horror sin nombre que se esconde en el Tren Fantasma de mi novela. Pero los escenarios son totalmente cinematográficos —o novelescos, mejor dicho—: un decadente barrio de pescadores, las playas interminables y plagadas de gente de Punta Mogotes, un bosque laberíntico y un parque de diversiones abandonado, que solo están en mi imaginación. Mi Mar del Plata es una Mar del Plata bastante siniestra. Te aseguro que a ningún turista se le ocurriría visitarla.



9) ¿EL EXITO ES EL ESPERADO? 

Sí, gracias a Dios. En las ventas vamos muy bien, y la gente está muy entusiasmada y pidiendo la segunda parte. La gran mayoría ha leído Vels en apenas horas, sin poder parar ni para descansar. Me han acusado de convertirlos en zombis al día siguiente, por no haber podido apagar la luz y dormirse sin terminar el libro. Incluso Vels se ha convertido en la primera novela que varia gente ha leído en su vida, y así su visión cambió: se enteraron de que la literatura no es un plomo. Cuando no es un plomo, claro está.


10) ¿DONDE PUEDE CONSEGUIRSE SU NOVELA? 

En cualquier librería del país, si es que queda todavía algún ejemplar en los anaqueles. Habrá que darse una vuelta cuanto antes y hablar con el librero amigo. Incluso Random House Mondadori lanzó hace poco la edición en e-book:
http://www.megustaleer.com.ar/ficha/9789500737180/victoria-entre-las-sombras-ebook



11) ¿CUAL FUE EL MAYOR PROBLEMA A LA HORA DE LA PUBLICACIÓN? 

No recuerdo mayores inconvenientes, a decir verdad. Más bien, todo lo contrario: como autor con varios años en el medio editorial, uno ya tuvo más de una experiencia que le enseñó a respetar los tiempos editoriales y a trabajar mancomunadamente con los editores. En ese sentido, quiero destacar el trabajo realizado por el excelente equipo de Random, que a fin de cuentas fue el que puso mi novela ante los ojos de los lectores.


12) ¿CUAL FUE EL MAYOR PROBLEMA EN EL DESARROLLO DEL ARGUMENTO? 

Hacer verosímiles las zonas en que aparece la abominación que ya mencioné en alguna pregunta anterior. Entroncar a semejante monstruo con el discurso “realista” de los primeros dos tercios de novela. Al parecer, lo logré: Juan José Capria, profesor de literatura, machazo y escritor, me dijo que logré aterrorizarlo en esos capítulos finales. Incluso me reveló que soñó de noche y todo. Bingo.

13) ¿ALGUNAS PALABRAS PARA LOS FUTUROS ESCRITORES QUE ESPERAN PODER PUBLICAR?

Que procuren formarse en el oficio, dedicándose todo el tiempo a leer y a escribir buenos libros. La primera aspiración de un pichón de narrador ha de ser la de contar una historia cautivante. Larga o corta, pero que agarre al lector de las solapas. Lo demás viene por añadidura. Y recordar lo del tango: la fama es puro cuento. Sólo existe el trabajo gozoso del río, que fluye a pesar de las rocas que se le interpongan: si es un río auténtico y caudaloso, tarde o temprano llegará al mar.



viernes, 20 de enero de 2012

¿Por qué zona Thriller?


Muy fácil, me encantan los thrillers principalmente novelas y aunque ese no sea el único género que pienso tocar si será de los principales. Aunque también pienso hablar de otras novelas, algunas conocidas y otras que tal vez ni siquiera hayan oído nombrar. Con esta breve aclaración inauguro mi blog, Zona Thriller. Gracias a todos los visitantes.